El glaucoma es una neuropatía óptica que se manifiesta por una disminución progresiva del campo visual, típicamente periférica, hasta tener tener una visión "en cañón de escopeta" y, finalmente, si no se trata, ceguera irreversible.
Los glaucomas pueden ser primarios o secundarios a distintos procesos (uveítis, traumatismos, retinopatía proliferativa, etc.), y se clasifican, según el ángulo iridocorneal, en glaucomas de ángulo abierto o de ángulo cerrado.
El glaucoma primario de ángulo abierto (GPAA) es el tipo más frecuente con 70-95% de los casos. El principal factor de riesgo para desarrollar glaucoma es el aumento de la presión intraocular (PIO). No obstante, sólo por tenerla elevada no es criterio diagnóstico de glaucoma, pues hay un 25-50% de pacientes que lo presentan con valores normales de PIO (entre 10-21 mmHg).
Se recomienda considerar para el cribado de esta patología a los pacientes de mayor riesgo, es decir, los mayores de 65 años, los diabéticos, los que tienen antecedentes familiares de glaucoma y los pacientes con miopía grave.
Las tres pruebas de cribado para detectar el glaucoma son la tonometría, la oftalmoscopia y la campimetría. Tanto para el diagnóstico como la elección del tratamiento y el seguimiento deben ser realizados por el oftalmólogo.
El objetivo del tratamiento del glaucoma es reducir la PIO tanto en los que la tienen elevada como en los que la tienen normal. No es un umbral fijo sino que será el propio oftalmólogo el que decida los niveles más adecuados a cada ojo, según la evolución de la alteración visual entre otros puntos.
El objetivo del tratamiento del glaucoma es reducir la PIO tanto en los que la tienen elevada como en los que la tienen normal. No es un umbral fijo sino que será el propio oftalmólogo el que decida los niveles más adecuados a cada ojo, según la evolución de la alteración visual entre otros puntos.
En el aspecto farmacológico del GPAA se consideran de primera elección los beta-bloqueantes (timolol-Timoftol®, betaxolol-Betoptic®) y los análogos de las prostaglandinas (latanoprost-Xalatan®). Los primeros disminuyen la formación de humor acuoso y los segundos aumentando el drenaje a nivel trabecular.
Cuando no se obtiene una respuesta suficiente, o estén contraindicados, hay otros fármacos considerados de 2ª elección. Tendríamos los Inhibidores de la anhidrasa carbónica (dorzolamida-Trusopt®) o los Agonistas alfa-2 adrenérgicos (brimonidina-Alphagan®) entre otros.
Se sabe del relativo mal cumplimiento que tiene el uso de los colirios sobre todo en las personas mayores. Por ello las asociaciones presentan la ventaja de una administración más sencilla, y se evita el efecto lavado que puede tener una gota al echarla tras la anterior sin haber esperado unos 5 minutos, con lo que el primer colirio no cumpliría su efecto.
Dejo artículo de Infac de 2010.
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