El hipo se produce por contracciones involuntarias del diafragma con cierre temprano de la glotis antes de terminar la inspiración. Es una experiencia común y sólo requiere tratamiento cuando se hace persistente y molesto.
Puede ser ocasionado por múltiples causas, siendo las más frecuentes las de origen gastrointestinal, con irritación vagal y frénica. Otras causas incluyen problemas del sistema nervioso central, trastornos metabólicos, problemas sicógenos, y medicamentos. Interesante destacar que algunos medicamentos que se usan para tratar el hipo pueden, a su vez, producirlo.
Si consideramos que hay que tratarlo deberemos valorar en primer lugar si hay una causa específica (infección, lesión cerebral), revisar los medicamentos que el paciente toma, uso de medidas no farmacológicas (contener la respiración, beber múltiples tragos de agua, masticar limón, inhalar pimienta para inducir el estornudo), añadir fármacos de acción gástrica (simeticona, domperidona o inhibidor de bomba de protones), baclofen (lioresal®) si no está alterada la función renal, gabapentina, clorpromacina o haloperidol si el hipo aún persiste (es el único medicamento aprobado para el hipo por la FDA (no se usa de primera elección por sus potenciales efectos adversos), posteriormente considerar nifedipino, ácido valproico, dexametasona o sertralina, y por último tener en cuenta el midazolam.
Dejo un artículo publicado en el Canadian Family Physician de 2011.
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