La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno degenerativo, crónico y progresivo, causado por la pérdida de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra y núcleo estriado además de otras zonas del sistema nervioso central (corteza cerebral, límbico, hipotálamo).
Es de etiología desconocida siendo su principal factor de riesgo la edad, de tal forma que la media de comienzo es a los 60 años, y afecta al 1-2% de los mayores de 65. En estos pacientes el riesgo de demencia está aumentado.
El diagnóstico de la EP es básicamente clínico y se basa en la presencia inicial de alguno de estos síntomas: bradicinesia, rigidez, temblor de reposo e inestabilidad postural. Y se debe establecer un diagnóstico diferencial con otras patologías: fármacos (metoclopramida, antipsicóticos, amiodarona, valproato, inhibidores de la colinesterasa utilizados en demencia), tóxicos, infecciones, trastornos metabólicos, lesiones cerebrales, etc. En las fases iniciales puede ser dificil hacer el diagnóstico, de hecho se considera que un 10% de los pacientes están incorrectamente diagnosticados. Por este motivo, el diagnóstico, tratamiento y seguimiento los debe realizar un neurólogo, que deberá reevaluar periódicamente el diagnóstico. No obstante, es importante que el Médico de Familia esté actualizado sobre su clínica y tratamiento toda vez que, con el aumento de la esperanza de vida en los paises industrializados, se espera que cada vez tengamos más pacientes con esta patología.
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